Podrías describir de qué trata tu proyecto?
Se trata de un proyecto autobiográfico. Este proyecto representa la ipseidad de la localidad cambiante, crítica, autónoma y plural. “Sentir el abandono como un hogar” se trata de un proyecto, un archivo, realizado a partir de balcones generalmente italianos.
Mediante la fotografía he podido registrar más de 400 balcones, de los cuales he hecho una preselección de unas 200 sin editar. A parte, he realizado pequeños escritos en relación al interés intrínseco que trabaja de manera más subjetiva. Intento escavar en mi interior pronunciando mi malestar en relación a lo que esconden estos agujeros tras las fachadas. Transito de manera intangible espacios privados que a mi parecer son públicos; aquello que exponemos viene de nuestros adentros, y es precisamente por esta cuestión que no deja intacto a lo que nos rodea. Trabajo entorno al concepto de constelación, creando nuevos espacios visuales donde pretendo atrapar y describir como hacer público lo privado.
Cómo se gesta este proyecto? Qué hay detrás?
Eric Ketelaar hace referencia al autor Maurice Halbwachs en Archivar presentando cómo la realidad se cartografía a través de un memorial “superpuesto” a un conjunto de registros que lejos de actuar por separado, funcionan en un mismo flujo y continuo.
Puede que sea el arte de malinterpretar que me ansía a hablar por mi a través de la otredad. De algún modo se trata de trazar un lazo que una emisor con receptor sin saber quién es quién, aunque he de admitir que en mi caso es evidente; son las localidades vivas y cambiantes que sobreponen. El balcón también ofrece agencia respecto la arquitectura, pues se autodetermina a través de un cuidado intrínseco al sentimiento de propiedad, este se transforma pues en identidad. Al final se trata de hacerse hueco donde ya no cabes.
En una sociedad hiperconectada en la que nos pasamos la mayor parte del día mirando nuestras pantallas del móvil, investigo una posible relación con la mirada y los nuevos horizontes. Arriba, a tan solo 40o hacia lo alto, también existen “ventanas” en dónde también hay y habitan personas. Suelo pensar en como se manifiesta el famoso fenómeno “perfil” en las fachadas de las viviendas. En los cuidados, en cómo se guarda el orden, la limpieza, la luz, la decoración, etcétera. Pero también en cómo se muestra lo íntimo a través del margen.
Y a nivel práctico, cómo se muestra?
La creación de un paisaje genera nuevas experiencias, tanto en el usuario residente como en el espectador nómada. Estas dos memorias individuales construyen a su vez una colectiva en base al intercambio y diálogo entre ellas. Desde quien pobla el espacio de manera contundente e identitaria, hasta quien lo interpreta desde su expectación y origen íntimo (cultural, social, familiar, etcétera). Es precisamente en este último dónde me centro mediante la escritura; como si de un viaje se tratase, visito lugares donde he sido invitado y a su vez no, un lugar donde se ha puesto en jaque la idea de público y privado, en donde no se sabe si precede invasión o invitación.
No escribo porque me aburra, lo hago como si se tratara de un recipiente vacío para inundarlo con cualquier anhelo, temor o sufrimiento, según el ánimo del día. Escribo porque tengo cosas que decir. No pretendo cometer el error de pensar que todo anhelo es deseo. Pretendo quitar la carga de lo común, todo un símbolo a desvelar. Escribir en sí mismo es un ecualizazdor asombroso.
Así como los ojos son el espejo del alma, de algún modo, mi cuarto (interior de una ventana), muta- ba cada vez que me tomaba el tiempo necesario para ordenarlo, ordenarme, para transicionar. Creo que, a decir verdad, mi cuarto se ha parecido siempre a mí. A todas esas cicatrices de las que hablo, ed las arrugas, los lunares, actitudes o presencias. Ya sea de forma consciente o no, los lugares y las personas son transversales, se retroalimentan hasta hacer visible, palpable y transitorio lo intangible.
Y las ventanas, qué significado les atribuyes?
Lo que sucede con las ventanas es que son pequeñas compuertas a otras dimensiones, sitios en los que ocurren cosas. Sin embargo, las ventanas son los poros que vislumbran esos pequeños recovecos que, al igual que nuestro cuerpo, alberga. Saber mirar, aprender a observar; disfrutar de la luz, descubrir en la oscuridad.
Mientras recolectaba estancias en los pequeños balcones donde mi niño interior sobrevivía (archivadores, fotografías, textos, mi propia memoria…) en lo que más pienso es en la anemia del proyecto, una anemia que parce evolucionar en proporción directa a mi entusiasmo.
Qué tipo de metodología usas o has usado?
La metodologia utilizada parte de un trabajo de campo exhaustivo en el que fotografío balcones de diversas localidades. Se trata de un archivo fotográfico abierto. Trabajo con la fotografía por la idea del tiempo sostenido en el espacio que no transforma, para transformar ya estan las constelaciones. Por otro lado exploro mediante la escritura diferentes maneras de proyectar mi mundo interior / malestar. La idea es que ambos lenguajes se relacionen y dialoguen entre ellos. Los dos recursos más utilizados para la posible realización del proyecto son la repetición y la conjunción.
Por otro lado investigo tanto autores literarios, como pensadores y artistas, así como Georges Pe- rec, Walter Benjamin, Eric Ketelaar, Kuhn, Paul B Preciado, Judit Bou, Irene Solà, Lucien Hervé, Ezra Stoller.
Por último, cómo te imaginas este proyecto? Qué forma le das?
Pues mira, de momento he realizado una instalación en la que se presenta una cortina serigrafiada con el mensaje de “Una casa con muchas puertas y ventanas” que, a su vez, se trata de mi “statement”. Esta cortina está colgada en medio de una sala y por detrás hay instalado un proyector que muestra una selección de imágenes de balcones. La instalación es transitable y ahora estoy trabajando en un foto-libro para acompañar la muestra.
