Hablando con Albert Monteys

Ilustrador y creador de cómics nacido en Barcelona, Albert Monteys comenzó en los 90 con la participación en la revista “Mondo Lirondo”, dedicada al humor.

Posteriormente, se unió al equipo de “El Jueves”, una revista de humor y sátira política reconocida en España, que abandonará en 2011 para consagrarse como freelancer y autónomo, dejado huella a nivel internacional como saltando del cómic a los juegos de mesa, llevando su  ilustración a nuevos horizontes creativos.

Hoy nos encontramos con él. Os dejamos aquí un poco de la entrevista…

¿Has tenido alguna experiencia con la autoedición? De ser así, ¿cómo gestionabas la venta y distribución de tu material?

Mi primer cómic, el fanzine “Mondo Lirondo” que edité junto a tres compañeros de la facultad de Bellas Artes entre 1992 y 1996. Lo dibujábamos, diseñábamos y financiábamos a cuatro manos. En esa época no había eventos que facilitaran espacios a gente que se autoeditara, de manera que nos asociamos con una pequeña editorial, Camaleón Ediciones, que a cambio de un porcentaje, se encargaba de la distribución por librerías y nos cedía espacio en su estand en salones del cómic. El mercado en esa época era mucho más pequeño y manejable, de manera que llegábamos casi a todas partes.

¿Cómo describirías tu incorporación al circuito comercial del cómic en España? ¿Dirías que se trata de una experiencia estándar, o crees que otraspersonas lo vivieron diferente? Relacionándote con autores más noveles, ¿Cuánto crees que ha cambiado esto desde entonces?

Lo cierto es que seguí los cauces que se siguen recomendando para estos casos. Armé un book con muestras de mi trabajo y se lo pasé al editor que creía que encajaba con mi estilo de cómic, principalmente humorístico. En ese momento casi todas las editoriales importantes estaban en Barcelona, así que fui presencialmente a ediciones El Jueves, les dejé mis muestras y tuve la suerte de que me llamaran al poco para incorporarme a la revista. En comparación con otros autores de mi generación, creo que lo tuve más fácil. En los 90 el panorama del cómic español era desolador y todavía no se había creado puentes para trabajar en el extranjero. La única editorial que podía permitir a un autor vivir de su trabajo era El Jueves. Si no entrabas ahí había que diversificar, hacer trabajos de ilustración, diseño, animación, lo que fuera.

Ahora las cosas son bastante distintas. Si la obra de un autor es mínimamente interesante las oportunidades de publicar son mucho mayores y más variadas. El problema es que, dentro del territorio nacional, raros son los autores que puedan vivir sólo del cómic, aunque publiquen con grandes editoriales. En ese sentido se ha precarizado bastante el oficio (ha sucedido con casi todas las profesiones creativas, en realidad).

Hace ya 10 años que dejaste la revista El Jueves, ¿Después de ser autónomo durante este periodo de tiempo, volverías a trabajar en una editorial? ¿Por qué?

Desde luego, no volvería a trabajar en una publicación semanal. Ya estuve dieciocho años en una y el ritmo es agotador. La necesidad de estar constantemente pendiente de la actualidad dejaba poco margen para experimentar o emprender obras  más personales. Tampoco haría tareas editoriales como hice en El Jueves donde fui, además de dibujante, miembro del consejo de redacción y hasta director durante varios años. Lo cierto es que la libertad y la variedad de trabajos de los que disfruto ahora como freelance no las cambio por nada.

¿Cómo describirías el trato con las editoriales? ¿Dirías que su relación con los autores es justa? ¿Es distinta en el mundo de los juegos de mesa? Y ya que has publicado de manera internacional en repetidas ocasiones, ¿Es distinta en otros países?

La relación entre los autores y el resto de sectores de la industria (editoriales, distribuidoras y tiendas) siempre ha estado llena de complejidades. La principal razón es económica. Tradicionalmente la distribución del dinero que paga un lector por un cómic es del 30% para el editor, el 30%para la distribuidora, el 30% para la tienda y solo el 10% para el autor, en el mejor de los casos. Teniendo en cuenta que el resto de sectores manejan miles de títulos al año y el dibujante, en cambio, suele producir un solo libro al año si tiene suerte y trabaja duro, es fácil ver que esa distribución no es justa ni sostenible. Si se siguen produciendo cómics en este país es por la pasión de los creadores, no porque esté compensado económicamente.

Luego, claro, hay editoriales mejores y peores. Lo mínimo que un autor debería pedir es que la editorial promocione y venda adecuadamente el libro en el que tanto esfuerzo ha invertido. Algunas editoriales son magníficas en este sentido y otras son un desastre.

En el extrajero los porcentajes son parecidos, pero hay tres mercados (el americano, el francés y el japonés) que generan tal cantidad de ventas al ser mercados muy grandes, que pagan adelantos mucho mayores. Estos mercados suelen generar diez veces más dinero para el autor que el mercado español, que sigue siendo bastante pequeño.

El mundo de los juegos de mesa funciona con otros parámetros, puesto que hay muchísimos más sectores participando en el producto final. Como siempre, todo depende de como negocie uno con su editor, pero los juegos no suelen generar derechos de autor, aunque están mejor pagados y son trabajos menos exigentes que los cómics.

¿Cómo te sientes con respecto a la comunidad de dibujantxs e ilustradorxs? ¿Dirías que hay redes de apoyo?

En el mundo del cómic y la ilustración el sentimiento de comunidad es enorme y hay, en general, poca competitividad entre los autores. Ha habido varias iniciativas de crear asociaciones y colectivos de apoyo mutuo que suelen depender del esfuerzo de unos pocos héroes, ya que por el tipo de trabajo que se suele ejercer en casa y en soledad, a los dibujantres les suele costar asociarse. Que la cosa esté cambiando da bastantes esperanzas y inciativas como la Asociación de Profesionales del Cómic (de la que formo parte), el Colectivo de Autoras o, ya a nivel internacinal movimientos como el #comicsbrokeme cada vez tienen más respuesta entre los dibujantes.

¿Tienes algún consejo, desde un punto de vista de gestión laboral, para personas que empiecen a editar y distribuir su obra?

Tras muchos años en esto, creo que el consejo más sabio que puedo dar al respecto es que hay que ponerse un horario. Al principio de mi carrera trabajaba de manera absolutamente caótica, sobre todo de noche, quemándome las pestañas hasta las tantas de la madrugada para quedar después derrotado durante los dos días posteriores e iniciando el mismo ciclo una y otra vez. Un poco de orden hace que todo salga más fluído. También recomendaría asistir a todos los eventos que uno pueda, conocer a otros autores y autoeditores. El mundo del cómic suele ser muy generoso y casi todo el mundo comparte sus experiencias y sus trucos. Creo que es la mejor escuela.

Muchas gracias por venir hoy, para  acabar  y despedirnos ¿Puedes recomendar alguna librería o evento en Barcelona o alrededores relacionado con el cómic o la ilustración?

El Graf es un evento anual de cómic autoeditado o de pequeño editor que me resulta muy estimulante cada año. Supone un esfuerzo titánico para el equipo organizador y los voluntarios, pero se ha convertido en un escaparate fantástico del cómic alternativo que, en eventos más grandes, suele quedar en segundo plano. El ambiente es muy festivo y uno siempre sale de ahí con ganas de hacer cosas nuevas. 

Hablando con Albert Monteys. Alba Otero. 01/2024

Deixa un comentari