– El silencio de muchos, el refugio de todos
Barcelona. 15 de mayo del 2023
Olía a aire de primavera, los zapatos retumbaban el suelo de esos viejos adoquines, Los transeúntes, ajetreados por un día rutinario, marcaban un compás casi museístico mientras bajaban el largo camino de Rambla de Barcelona. A lo lejos, entre el montón de cabezas que colapsaron la calle ancha, se encontraba Lota.
-Había tanto ajetreo -recuerda-
que no podía dar dos pasos
sin cruzarme con otros pies.
Avance como pude, para poder
llegar al final del camino.
A la última esquina, girando a la derecha, ya se podía olfatear deliciosamente esa mezcla de aromas provenientes del Mercat de la Boquería, al que nadie podía resistirse a visitar.
Después de cruzar su paso por medio de bares de mercado de alta calidad (a los que sin duda intentan invitar), y las muchas palomas bordeando el vuelo por encima de su cabeza, la chica, llegó por fin a su destino.
– Podría describir el edificio con los
ojos cerrados – pensó- podría esquivar
las cigüeñas a pata coja. O mirar
hacia la derecha y llenar la vista
de basura con los residuos del lugar.
Miércoles 15 de mayo de 2023. Un día más de la semana. Ella sabía que el día no iba a ser fácil, hacía mucho que ninguno lo era. La ansiedad le recorría el cuerpo. Esa tarde las nubes estaban enfadadas, y eso tampoco ayudaba a iluminar su ánimo.
Entró al aula de la primera planta, soltando ya un largo respiro. Las paredes, estrechas, los asientos, incómodos, la gente notaba su nerviosismo. O eso sentía Lota constantemente.
– Aún siento la inquietud. Conté
hasta tres. Cogí aire y lo solté, lo hice
tantas veces, que aún puedo recordar
cuando perdí la cuenta, y ya no
eran respiros, sino cuchillos. Ese ardor
en el pecho, aún puedo sentirlo.
Lota tenía motivos para sentirse así. Desde hacía un largo tiempo que se le hacía imposible habitar las aulas, sin motivo aparente. Le evadía la ansiedad, sentía las miradas de la gente pegadas a sus ojos azules (que hacía tiempo que ya no brillaban).
Y ahora, frente ese tipo de situaciones, sólo busca huir, estar sola, escondida, intentando camuflar bajo su coraza esa sensación descontrolada. Lota levantó su cuerpo del asiento, y corrió como pudo hacía la salida. En silencio, (aunque su cuerpo gritaba), avanzó por las escaleras.
Los pasos se le hicieron eternos, pero consiguió atravesar la puerta. Perdida por los callejones de esa inmensa Escuela, buscando soledad, recurrió (sin saber muy bien donde ir) al baño más cercano
que encontró. Ahí pudo encerrarse.
– Puse el cerrojo, me senté en la taza,
ese lugar no era el más cómodo, pero el
silencio era acogedor. El olor a sucio se
impregnaba en mi nariz e invadía mi paladar,
pero eso no me molestó demasiado.
– Intentando calmarme, cerré los
ojos cabizbaja. Así a punto de derramar
mi primer llanto, mi mirada
se desplazó inconscientemente
a los pelos pegados en el suelo, impregnados
por el agua sucia que
arrastraban las suelas de los zapatos.
– La verdad, no sé qué esperaba encontrar,
pero, por alguna razón, ese
escenario y sus pequeños detalles,
consiguieron distraerme. Fue curioso,
permanecer oculta en medio de esas
cuatro paredes me hacía sentir a salvo.
Y ahí, detrás de una simple puerta gris cerrada por el cerrojo en rojo, sentada en esa pequeña taza donde apenas le cabía el cuerpo (con las piernas pegadas al pecho y sus brazos rodeando las rodillas),
consiguió que su alma mantuviera guardada las lágrimas para otro momento. Lo que ella no tenía en mente es que el tiempo fuera avanzaba rápido, y es que, dejó de ser consciente del movimiento
de las agujas. Simplemente, las paredes del baño le abrazaban, y ella ya no quería irse de ese pequeño y solitario refugio, aunque la muchacha sabía que no podía quedarse ahí para siempre. Salir le supondría adaptarse de nuevo a los cargantes estímulos del mundo exterior, los sonidos de la ciudad y el acelerado ritmo de la vida… Eso no le atraía para nada.
Una vez consiguió calmarse, apartó su pequeña cabecita de entre las piernas, y al enfocar su mirada al frente, vio algo inesperado, que no la dejaría para nada indiferente.
– De golpe, empecé a sentir que las
paredes de ese minúsculo baño me
hablaban, tenían casi vida propia. Fue
extraño. Nunca antes me había dado
cuenta de los muchos mensajes escritos
que configuran ese espacio.
– Había de todo, desde preguntas cuestionando
qué es el arte, discusiones sobre
la menstruación y otros enfoques
políticos, cuestiones existenciales con
respuesta abierta, poesía…
Mi atención se enfocó plenamente en todas esas voces, mi cabeza giraba constantemente
recorriendo con la mirada todo el lugar. Arriba, abajo, a un lado, al otro, al techo…
Su obsesivo interés por leer más y más, hizo que la joven saliera del baño (intentando disimular su euforia) y se dirigiese, disimuladamente, a los otros dos aseos. Abrió la puerta cautelosamente, observó detrás de ella, a un lado, al otro.
Su intención no se equivocaba, vio muchas más emociones plasmadas… que abarcaban el mismo relato que el baño anterior. Era como un inmenso código que complementaba y daba un valor casi terapéutico al espacio.
– Entonces, entendí que los baños no
eran simplemente baños, sino espacios
donde con un simple movimiento de
cerrojo, detrás de una estrecha brecha
entre la realidad y la intimidad, se esconden
las voces que con un rotulador
en mano, volcán sus dudas y ansiedades.
– Me sentí a salvo. Lancé un suspiro. Los
mensajes danzaban a mi alrededor. Ya no
estaba sola, compartía un grito.
Desde ese 15 de mayo de 2023, cuando voy al baño, me frustro por culpa de un simple trapo y un poco de lejía, que queriendo reflejar limpieza, ocultan bajo los restos de una mancha, los rugidos que terminan silenciados por simples restos de roña.
Lota, Ya no pudo ir al baño sin sentarse en la fría y sucia taza y esperar leer algo que reconfortara sus peores días. Desde el abrazo de ese día, admite que se escapa más veces de lo debido a explorar
las huellas de otra gente, que la animaron a dejar la suya. Y así, en comunidad, se invitan a compartir las alarmas emocionales antes de que venga el carro de la limpieza a callarles el corazón.

