
Llevaba ya casi 6 días sin dormir, ya ni recordaba cuándo fue la última vez que cerró los ojos para algo más que un parpadeo, las personas a su alrededor no eran más que sombras, un eco de lo que antes fue real y su entorno se difuminaba y fragmentaba en formas geométricas como las de una simulación computacional. La perspectiva se le presentaba como helicoidal, nada se acercaba o alejaba directamente, naturalmente recto, sino que cualquier cuerpo que se moviera hacia o contrariamente a ella se desplazaba dando tumbos perfectos sobre su eje central. Su vida seguía con relativa normalidad y en los momentos en que lograba conectar nadie le comentaba nada sobre su posible cambio de actitud. Siempre había pasado demasiado desapercibida y, aunque ella pudiera notarse hasta el más mínimo cambio debida su estrecha relación consigo misma, nadie fue capaz de captar su evidente desmejora. Se trababa, a veces sentía incluso que las palabras le babeaban la barbilla y se le humedecían los bolsillos. Recientemente, tal vez desde hacía 2 días, comenzó a sentir una extraña comezón en los cuádriceps, en las zonas que rozaban con su monedero y su teléfono. A veces el cráneo se le abría dentado como una boca espectral y su cerebro se convertía en una lengua que jugueteaba con los pelos de su cabeza. Eso duraba poco, hasta que su cerebro mandaba una patada a su pierna y ella volvía sobresaltada. Debía mantenerse alerta, esa lengua esperaba que en cualquier momento todo explotara y cuando eso sucediera ella estaría preparada. Su pierna derecha se retorcía, a la altura de la rodilla, era un niño haciendo girar la bolsa de la compra que mamá le obligaba a llevar sobre sí misma hasta estrujarse los dedos con las asas, le brotaba ectoplasma rojo y de ahí comenzaban a nacer bestias con pico, entonces su lengua mandaba una patada a su pierna derecha pero no funcionaba, repetía con la izquierda y ésta de un espasmo desenroscaba la pierna derecha de M y M tenía delante a una chica con un delantal verde.
-¿Natural o te la caliento?
Se le veía el cuerpo a la altura del plano medio corto.
(M)-Natural.
Más a bajo sólo había una escala de grises con algunos tonos beige y algo así como una cinta de Möbius recorrida por un tren de mercancías. El maquinista la miró mal.
-Aquí tienes.
(M)-Gracias.
Y giró en rotundo haciendo que el paisaje trasmutara de repente. Los movimientos bruscos de M no se traducían bien a su lengua y ésta sustituía las formas por nebulosas de colores preciosas pero incomprensibles. Eso mareaba a M más de lo que le gustaría, pero tenía que guardar las apariencias. Salió del establecimiento por la ventana y cuando su cuerpo se partió por la marquesina de piedra todo se tornó negro de repente. De la oscuridad brotaron dos picos naranja chillón como saliendo de un coño, como si reventaras un grano de pus muy de cerca y en slow-motion, intentaban abrir los picos y chillar, ahora sonoramente, el plano se alejó despacio y M comenzó a entender: ¡Esas arrugas! las bestias con pico estaban asomando de lo negro de sus orejas, querían salir y ya casi tenían las cabezas fuera, iban perfectamente sincronizadas, pero Eva no podía dejar que salieran y se zarandeó, sus dientes abrazaron a su lengua tan fuerte que ésta desvaneció las articulaciones de su mandíbula, le abrió la boca plásticamente como la de un fantasma japonés y rodeó su propia cabeza con tanta fuerza que las bestias con pico volvieron a lo negro de sus orejas, Eva se dio con la pared de cristal de la cafetería en el hombro y recordó que estaba andando. Debía guardar las apariencias. El cerebro de M formulaba y reformulaba su realidad a su antojo y parecía que cada vez con más frecuencia. Eva quería evitarlo a toda costa. Su cerebro. Las alucinaciones, aunque albergaran una belleza indescriptible, aunque le hubieran dado a M la oportunidad de apreciar colores nunca imaginables, volúmenes que escapaban a la comprensión, se tornaban en algo desagradable cuando la lengua de M las obligaba a desvanecerse. Tras cada una de ellas Eme estaba más cerca de comprender la insignificancia de lo que llevaba catalogando como real toda su vida y no estaba segura de querer eso. La epidermis de Eva comenzó a disgregarse en hilos que descomponían su cuerpo. Cada ensoñación le parecía más real que la anterior. Su grueso se dividía en filamentos bioluminiscentes que se enroscaban sobre sí mismos y lo que aún quedaba del cuerpo humanoide de M flotando en el basto negro espacial. Colocaban a Eva en una encrucijada. El grupo de filamentos que nacía del occipital de Eme comenzó a enroscarse formando una cuerda con brillos esmeralda y purpura que finalizaba con una estrecha punta tentacular. Su cerebro parecía desear quedarse en las ensoñaciones, aunque contrariado, mientras su lengua luchaba una y otra vez por volver, aunque tentada de no hacerlo, y Eme confundía la identidad de sus 2 partes ¿Qué era neurona y qué era papila?. Una vez deshilachada la zona occipital del cráneo de Eva, la cuerda resultante de la misma adquirió un destellante brillo color rubí que pronto comenzó a bombear luces orgánicas de todo el espectro por los tentáculos cada vez más vivos de Eva que ahora se alimentaban de su corteza visual. Ambas partes eran rosadas y viscosas y si las exponías a una buena luz adquirían un brillo especial. Lengua y cerebro, cerebro y lengua, 2 entidades contrarias provenientes de la misma galaxia que ahora convergían en el cuerpo de Eme convirtiéndola en el escenario de una guerra cósmica. El cerebelo, el lóbulo parietal y el córtex somatosensorial ya se habían descompuesto casi por completo para dar su masa a la cada vez más larga cuerda tentacular bioluminiscente en la que se estaba convirtiendo Eva. El resto de filamentos que habían nacido de la epidermis de M se lanzaban agresivamente para ensamblarse y enroscarse a la cuerda, que parecía pretender anudarse sobre sí misma. Eva ya había renunciado a su conciencia o estaba a punto de hacerlo y ya no sabía con qué nombre quedarse de todos los que había tenido en lo que ahora comprendía como sus vidas. Todo se detuvo. Las pulsiones neuronales del nuevo cuerpo tentacular de Eve se volvieron sutiles, cada latido bombeaba colores tenues y desconocidos, los capilares que quedaron sueltos lentamente se unían a la cuerda central desde su raíz para ir abarcando todo el largo de ese nuevo ente que ahora se encontraba esbozando un loop. Cuando el último filamento se unió definitivamente a Eve, ésta cerró el loop con un nudo sencillo que se apresuró por estirar lo más posible para volver a anudarlo una y otra y otra vez, formando una masa globular de luces palpitantes en constante ebullición. Eso era todo lo que daba vida al negro espacial. Una lengua, la lengua con más brillo que jamás hubiera visto, desplazándose amplia y relajada por el espacio a medida que se tensaba y estiraba formando una curva. Rozó suave el lóbulo de la oreja derecha, se tornó un pico bestial y se deslizó en el hoyo auditivo buscando al cerebro. Boltzmann se derritió en una forma ectoplásmica con pigmentación de fuego y comenzó a filtrarse por las rendijas del suelo de baldosas.
Este texto se ha visto influenciado fundamentalmente por 2 conceptos filosóficos también estudiados por la ciencia. Principalmente el cerebro de Boltzmann y de manera mucho más superficial la teoría de la simulación. Contaría de qué van, pero ahora mismo estoy demasiado cansado y me apetece dormir.
A continuación mi compañero ChatGPT da una breve descripción de ambos:
Cerebro de Bolzmann: Esta idea se basa en la interpretación de la mecánica cuántica y en la teoría de la termodinámica, específicamente en los principios de la física estadística desarrollados por Ludwig Boltzmann. Según esta hipótesis, en un sistema físico con suficiente complejidad y fluctuaciones aleatorias, podría surgir una entidad consciente de sí misma similar a un cerebro humano.
El concepto plantea que, debido a la naturaleza probabilística y caótica de las partículas subatómicas, podría haber configuraciones temporales en las que se formen estructuras coherentes que den lugar a una entidad consciente. Estas fluctuaciones y patrones emergentes serían resultado de la aleatoriedad cuántica y la evolución temporal del sistema.
Teoría de la simulación: La teoría de la simulación es una idea que propone que nuestro universo y nuestra realidad podrían ser una simulación generada por una entidad superior, como una supercomputadora o una civilización avanzada. Esta teoría sugiere que todo lo que percibimos como real, incluyendo nosotros mismos, podría ser una representación virtual en lugar de una existencia física tangible.
– Anotación: En este caso la simulación se daría dentro del propio cerebro del ente, que sustituiría la realidad tangible por un mundo de fluctuaciones entre realidades.
