Dios, cómo duele. Pienso y me pregunto ¿por qué?, porque no lo entiendo. ¿Por qué me has hecho esto? Y ¿por qué me duele tanto? Se me hace un nudo en el estómago. Tengo ganas de llorar, de gritar. Tengo la necesidad de explotar por la rabia que llevo dentro… Quiero desaparecer: que el dolor desaparezca, que tú te vayas de mi cabeza, como cuando te fuiste sin decir nada. Que se borre tu existencia y todo lo que me enseñaste; tanto lo bueno como lo malo. Todo eso que poco a poco fue trastornándome. Lo que me decías, lo que hacías, polos opuestos. No me di cuenta. No supe lo mal que estaba hasta que te fuiste. Y cuando lo hiciste no pude hacer otra cosa que pensar: ¿Me he vuelto loca? Dios, cómo duele.
Se te daba genial jugar con mi cabeza. Todos estos meses me he planteado el hecho de que no lo hicieras queriendo. El destrozarme anímicamente digo. No sé si estás peor tú o yo. Tú no puedes sentir, y yo siento demasiado, pues así funciona la hipersensibilidad. Dios, cómo me duele. Y lo peor es que tú no tienes ni idea. No creo ni que seas capaz de entender cómo me siento. Ni aunque te metieras en mi cabeza lo entenderías. Simplemente, no somos iguales, y no podrías entenderlo. Igual que yo no entiendo como nada te afecta, como se te hace tan fácil evadirte. ¿Cómo las palabras que salen por tu boca no significan nada para ti y, aun así, haces que parezcan tan reales? Dios, cómo duelen. ¿Cómo pude creerte?
Era tan fuerte lo que me hiciste creer, lo que me decías. Tanto que cuando estábamos solos me resistía a decirte todo lo bonito que estaba sintiendo por ti, porque supongo que en el fondo sabía que lo tuyo era un juego, y lo mío una obsesión. Una obsesión que tú creaste. Y te encantaba: pues tú eras drogadicto, yo nunca lo he probado, y creo que eso te gustaba. Y, al igual que tú estabas obsesionado con la coca, yo contigo. La diferencia es que tú escogiste ser adicto, yo no. Tú creaste esa obsesión con tus palabras y tus conductas. Interiorizaste en mí la necesidad de tenerte, como lo hace la droga. Dios, qué fuerte. Me decías que debía ayudarte, que yo era tu novia, y que me querías. Me preguntabas que si yo no quería lo mejor para ti, que si no me preocupaba por ti… y lo peor es que sí. Te juro que lo intenté. Pero era tan difícil llegar a ti… pues mientras yo te daba todo de mí, tú lo desperdiciabas. Porque, en realidad, no querías cambiar, simplemente todo te era indiferente. Y, dios, qué dura es la indiferencia.
Nuestra relación fue tan injusta. Yo te lo daba y tú lo aceptabas para luego tirarlo a la basura. Hablo del amor, de lo bueno, de las intenciones, de mis pensamientos, de todas esas oportunidades que te di y que tú malgastaste. Pero cuando me distanciaba, cuando intentaba ser sensata y apartarte de mí, tú no podías permitirlo… tu ego no te dejaba. Tú te tirabas al precipicio, porque todo te daba igual. Palabras bonitas, promesas vacías. La frase “a las palabras se las lleva el viento” te venía como anillo al dedo. Ni Hannibal Lecter fue tan cruel. Él se comía el cerebro, tú me lo trastocabas, alargando mi agonía. Las palabras narcisista y sociópata son las que mejor te definen mi amor. Y no es porque te quieras mucho, sé que no es así. Pues los narcisistas no son gente que se quiere mucho, más bien padecen de muchas inseguridades, y tu autoestima está por los suelos. Por eso necesitas de la autoestima de los otros. Y solo te sirve para devolverte un reflejo de lo que te gusta de ti mismo. De ahí la historia de amor de Narciso y Eco que, más que una historia de amor, fue, como nuestra relación, una tragedia. Dios, qué tragedia. Mi amor, ¿quién te enseñó a amar así? ¿Quién te hizo tanto daño? O ¿quién te ha enseñado a no amar?
Finalmente, cuando te fuiste, me di cuenta de todo y supe que tenía que seguir sin ti. Sin respuestas y con mil dudas, sintiéndome menos por tu culpa. Lo intenté. Lloré, me deprimí. No podía pensar en otra cosa que no fueras tú. Me anulaste. ¿Por qué? Aún no tengo respuestas a esa pegunta. Pero poco a poco, cada día, pienso menos en ti. Y empecé a estar mejor. Lo que me sorprendió fue que después de no saber nada de ti en meses, un día me escribieras. Dios, ¿por qué lo hiciste? De repente, vuelve toda mi obsesión. ¿Por qué me ha escrito? ¿Será que se arrepiente? ¿Estaría en una mala época y habrá madurado? ¿Quiere simplemente volver a liarme porque necesita esa reafirmación y amor de alguien, da igual quién? ¿Se aburre simplemente?
Hiciste que me volviera a obsesionar. Otra vez. Frustración, tristeza, desesperación, rabia, dolor… Dios, como duele. Y cómo dolió ese mensaje: “Hola. ¿Te apetece ir a tomar algo algún día?” ¿Qué clase de mensaje es ese? Después de tanto tiempo, reafirmaste lo que yo ya pensaba, lo que tanto me duele. Tú nunca me quisiste.
Así que decidí no contestarte. Y no porque no tuviera nada que decirte, créeme, aún llevo dentro tanto lo bonito como lo malo. Si no porque con ese mensaje me demostraste que diga lo que te diga, te va a dar igual, y no puedo confiar en ti. Así que decidí no contestarte.
Ahora, mientras estoy escribiendo, quiero decirte que no fue todo culpa tuya. Que yo también tengo parte de culpabilidad sobre mi destrucción. Pues llevo conmigo un vacío ya desde hace tiempo. Sintiendo que algo me falta para ser feliz. Dios, cómo duele. Teniendo muchísimo amor para dar, decido dártelo a ti. Mala elección, porque tú no lo querías. Intenté llenar el vacío contigo sin darme cuenta, te pido perdón por eso. No podías ser quién yo quería que fueras, simplemente no podías.
Me gustaría citarte un diálogo de la película Closer, de Mike Nichols, estrenada en 2004. Creo que define muy bien cómo funcionamos tu y yo.
Dan: I love you.
Alice: Where?
Dan: What?
Alice: Show me. Where is this love? I can’t feel it. I can’t see it. I can’t touch it. I can hear it. I can hear some words, but… I can’t do anything with your easy words. Whatever you say, it’s too late.
No sé si algún día leerás esto, espero que no. Aunque sí me gustaría que supieras lo que siento, pero no creo que lo llegaras a entender. Así que espero que no lo leas. Aunque esté aquí publicado, dios, espero que no lo leas.
