“NOT LIKE OTHER GIRLS”, ¿empoderamiento o misoginia interiorizada? 

“Not Like Other Girls”, o traducido al castellano, “No como las otras chicas”, es un tropo muy común en la cultura popular, especialmente en la literatura, en las series televisivas y en las películas. Se nos presenta normalmente en protagonistas o personajes femeninos principales, que son retratadas como parias, pero que, sin embargo, tienen habilidades que las hacen destacar, son inteligentes, atractivas (pese a que repitan una y otra vez que no lo son), y no están obsesionadas con todas esas cosas “superficiales” como las relaciones amorosas, la moda, las dietas, el maquillaje o los zapatos. Se nos presenta a la heroína como un espíritu libre y salvaje, y en las primeras escenas en las que aparece nos dicen alto y claro que ella no es como las demás chicas. 

Desde el género joven adulto hasta el romance, la ficción literaria y la fantasía, la chica que no es como las demás aparece constantemente en nuestras páginas, insistiendo en voz alta en que deberíamos quererla, admirarla y respetarla. 

Tywin: ¿La mayoría de las chicas no están interesadas en las hermosas doncellas de las canciones? Como Jonquil, ¿flores en el pelo? 

Arya: La mayoría de las chicas son idiotas. 

– Juego de Tronos 

Hoy en día, con el auge del feminismo, se incita mucho a escribir personajes femeninos fuertes y empoderados, sin embargo, la fijación en la palabra “fuerte” ha terminado siendo relacionada con la masculinidad y el rechazo a lo femenino, lo cual ha provocado el surgimiento de este tropo tóxico. El problema es, que en la sociedad patriarcal en la que vivimos, hay una tendencia en categorizar a las mujeres, las historias que leemos y escribimos a veces se consideran de menor categoría, no arte, un claro ejemplo sería el género romántico. Los llamados “temas de la mujer” (como la educación y la atención médica) se tratan como de menor importancia política y las cosas que asociamos con la feminidad son, en el mejor de los casos, superficiales y, en el peor, vanidosas o chismosas, que difícilmente son las cualidades de las que están hechas la mayoría de los héroes. La periodista Alisa Bristow comenta que cuando buscamos en la vida real modelos de mujeres complejas e íntegras, nuestra cultura insiste en que estas mujeres, que son interesantes, poderosas, complicadas, desordenadas y convincentes, son la excepción y no la regla. 

El tropo “No como las otras chicas” es fundamentalmente sexista, y un gran problema es que ya se ha traducido a la realidad poniendo a las mujeres en contra de otras en una competencia tácita de quien es más diferente dando esta falta idealización de que rechazar lo femenino, como no llevar maquillaje, llevar ropa holgada y “masculina”, odiar el rosa y practicar deportes, te hará ser más única, lo cual es falso porque muchas mujeres conforman este molde. El hecho de que una mujer le gusten los cosméticos, la ropa y que coleccione bolsos no las hace menos, sin embargo, estas suelen ser retratadas en la ficción como las antagonistas (por ejemplo, suelen ser la “mean girl”/chica borde popular del instituto, la exnovia superficial, etc.).  

Según la escritora Sreesha Ghosh, el motivo principal por el que muchas mujeres han tenido alguna vez la etapa de “no ser como las demás chicas” y que ésta siga perpetuándose en los medios se encuentra profundamente arraigada en los roles y estereotipos tradicionales de género: cómo se espera que sean las niñas y en qué se espera que estén interesadas. “A las chicas les gusta la ropa. A las chicas les gusta el maquillaje. Las chicas se esfuerzan por su apariencia. Las chicas son discretas, pasivas y elegantes.” Al crecer, somos socializados para creer esto. Por lo general, las cosas tradicionalmente femeninas se te imponen cuando eres joven y si no te gustan, empiezas a apartarlas. Pero como se te imponen, tiendes a rechazarlas con más agresividad e insistencia de lo que harías en otras circunstancias. Ya no es el “prefiero el azul”, sino el “odio el rosa”. Y así nace la frase, que pretende ser un rechazo o una evasión de esos rasgos estereotipados. Sin embargo, el daño ya está hecho: se ha empezado a asociar lo que es estereotípicamente “femenino” con lo que es malo y, en consecuencia, se piensa así de las chicas “estereotipadas” de la misma manera. Ser diferente se ha convertido en “ser mejor”. 

El propio término “No como las otras chicas” (y chicos, que también se puede aplicar) se da implícitamente a entender que tu género es inferior por defecto, por tanto, cuando recibes un cumplido de alguien diciéndote que eres diferente a los de tu género, este cumplido es implícitamente ambiguo, puesto que está desvalorizando el resto de personas con tal de “elevarte”. Ser “diferente” es un concepto completamente independiente del género. Hay innumerables aspectos de una persona que contribuyen a tu identidad.  

Decir “No eres como las otras chicas” es ignorar cualquier otra cualidad que posee esa persona y reducirla a que simplemente es “diferente” de lo que se espera que sea una mujer. 

Este tropo es peligroso porque las chicas jóvenes leerán y verán estas historias y pensarán que ser como esas “otras chicas” es lo peor, cosa que provocará que tengan misoginia interiorizada, y querrán buscar la aprobación (típicamente) masculina, cosa que ya ocurrido y de forma universal, además. De modo que es necesario recalcar que la feminidad no es lo opuesto a ser fuerte porque alguien femenino sí puede serlo, y que es necesario una representación que muestre la complejidad y el valor que tenemos nosotras, las mujeres, y dejar de buscar la validación a través de la individualidad, ya que somos parte de una multitud y debemos estar orgullosas de serlo, por lo que no podemos evaluar la valía a través de algo tan subjetivo y cansado como los estereotipos femeninos. Todas formamos parte del mismo género, y por mucho que algunas se esfuerzan en no ser “como las demás chicas”, siempre habrá otra chica que será igual, por lo que termina siendo un esfuerzo en vano y encima perjudicial. En resumidas cuentas, tu individualidad debe surgir del desarrollo de tu propia persona. 

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