Por Marina Folch
¿Quién es famoso? ¿Qué se supone que es ser famoso? Parece que todos podamos concebir la celebridad desde su más simple fundamento: la fama, el reconocimiento, el recuerdo; pero cuando interfiere la dimensión del tiempo se deben reconsiderar algunas premisas que difieren de la moderna tendencia contemporánea que es la fama efímera.
Es bastante incongruente poder unir en concepto la palabra fama con aquello efímero. Durante muchos siglos, la fama ha sido asociada a la condición de la reminiscencia y la memoria con el paso del tiempo; un estado capaz de perdurar años ulteriores a tu persona por razones – positivas o negativas – sobre tus cometidos en vida. Primero los héroes, los faraones y los reyes, y mucho más adelante, los artistas, cantantes, actores y bailarines. Sus actuaciones pueden ser muy distintas entre sí, pero por ellas mismas consiguen vencer al olvido de la muerte con el poder del éxito.
Contemporáneamente, la popularidad ha dado un giro de 180 grados transformándose en una simple y boba situación de reconocimiento colectivo que su prolongación puede oscilar entre los 10 segundos y los 7 días. Opuestamente a la celebridad pasada, hoy en día cualquiera puede llegar a ser famoso. No se necesitan muchas aptitudes o cualidades, únicamente originar y ser algo que el público esté deseando ver. Somos, por excelencia, la sociedad de la imagen; siempre deseando ver más y más, sin requerir que su carácter sea provechoso, lo único que nos cautiva es la idea de poder llenar la mente de imágenes. Asimismo, nuestro cometido se ve favorecido por la inagotable red que es el internet, el arrojador, por antonomasia, de contenido visual constante y al alcance de –casi– todos.
Precisamente el ciberespacio es la dimensión donde la fama efímera mejor se desenvuelve, ya que igual que esta, tiene la capacidad de retención y olvido sucesivo. Aparenta sencillo – aunque diría que realmente lo es -, subir una fotografía, un video o incluso un comentario con los que, en unos pocos segundos, puedes haber sido presente para media humanidad. Coincido en que lo más probable sería pensar que las cuestiones y temas que se tratan en estas comunicaciones telemáticas hablan sobre ciencia, artes, política y cultura, pero la realidad – que no tiene por qué ser mala – es que la mayoría son sucesos inútiles, sinsentido, de borracheras, drogas y sexo, burlas y mofas que hacen reír, y acciones superfluas. Pero repito, ¿acaso es eso algo malo? De la misma manera que no somos los mismos de hace 100 años, que nuestras maneras de hacer, valores y formas de comprender nuestra existencia han variado, también lo ha hecho la fama. Por lo tanto, su manera de realizarse también es distinta, también se ha renovado.
De todas maneras, quizá no únicamente se ha modificado, sino que se ha desplegado en un concepto con el mismo término, pero distinto significado. Aún siguen existiendo celebridades donde la fugacidad del tiempo no interviene con su fama, y no tienen nada que ver con lo viral, rápido y constantemente cambiante de internet. Repito, ¿quién es famoso? Mucha gente; ¿qué se supone que es ser famoso? Depende de la fama a la que nos estemos refiriendo.
El artista visual Rafael Cribillés plantea un discurso muy sugestivo frente a esta bifurcación que la celebridad ha alcanzado en la contemporaneidad. En su propuesta audiovisual titulada «Maybe in the future I’ll be noticed in a grocery store», producida en el año 2020, genera una comparación muy esclarecedora entre esa fama clásica donde el determinado personaje gozaba de aquella aura saturada de éxito y prestigio, y la fama vigente que se ha extendido desmesuradamente a nivel mundial, donde lo absurdo, simple e insustancial, logra ponerse en boca de todos por pocos instantes.
Se trata de una creación que habla por sí sola; no es necesario explicar que está sucediendo para poder comprender cuál es el motivo de sus intenciones. Dos pantallas, dos videos; a la izquierda encontramos a la memorable Marilyn Monroe en una de sus icónicas películas, reproducida a una velocidad inferior a la habitual. A la derecha, una secuencia de la serie televisiva americana Jersey Shore, donde un grupo de jóvenes comparten hogar durante unas semanas con el único propósito de emborracharse y salir de fiesta; este, reproduciéndose a una alta velocidad. La diferencia que existe entre la temporalidad de ambos videos es un indicador más del argumento del artista. Sin ser demasiado insistente, una voz en off nos recuerda irónicamente la importancia que tiene el ser famoso, y como la fama es capaz de transformar el itinerario de cualquier vida.
Cribillés, R. Maybe in the future I’ll be noticed in a grocery store. 2020. Duración: 1′ 08″
Me parece una atrayente manera de plantear un tema así. De vez en cuando me agrada presenciar arte que se conforma de una gran complejidad y requerimiento de explicación para su total comprensión, pero tendemos a creer que ese es el único arte legítimo; Cribillés nos demuestra que no es así. El arte presente puede estar cargado de obviedades, temáticas más triviales y trascendencias, precisamente, más fugaces, y eso no implica inmediatamente que se trate de una práctica artística en vano.
«Maybe in the future I’ll be noticed in a grocery store» se ve, se examina y se entiende; y ese es uno de sus puntos más fuertes. Indiscutiblemente, esa facilidad de retención sobre su pensamiento sobre la fama no va anexada a la facilidad de creación. Los tiros del artista son claros y precisos, y en muchos casos, obtener resultados así puede llegar a ser más laborioso: no se puede despuntar porque el fallo es mucho más visible.
La puntada final que enlaza esta pieza audiovisual es su título. Traducido siendo “Quizá en el futuro seré reconocido en un supermercado” hace referencia, aparte del discurso que oímos de la voz en off, a la idea de poder conseguir la fama de una manera sencilla y sin complicaciones. La celebridad se pone al alcance de todos, y realmente, cualquiera puede lograr una notoriedad mundial –aunque sea por unos pocos minutos–.
La elección que ha tomado el artista para difundir su creación remite mucho al mismo mensaje de esta: YouTube, una de las mayores plataformas de internet, generadora de fama efímera y completada por millones de usuarios y ojos curiosos con ganas de ver, y seguir viendo. El modo en el que yo como espectadora recibo su resultado también conforma parte del discurso, y eso me parece una excelente idea para terminar con el proyecto.
Y ahora tú, lector, también vas a constituir parte en esta gran experiencia que es la fama; porque lo más probable es que decidas entrar en el link y ver, examinar y entender la obra audiovisual de Rafa Cribillés, y como tú muchos más, y en esos instantes donde te encuentres en internet, siendo consciente de la existencia del creador de esta pieza, el artista también va a ser famoso.
