Ella va de Rojo casi negro, el cuento infantil no contado, donde pretende dar la vuelta a las narraciones que de pequeñas hemos ido escuchando y memorizando, como aquella repetida nana cantada cada noche antes de ir a dormir. Hasta El Matamoscas, una historia que narra cómo se es capaz de matar a tu agresor al ser violada en los baños de una discoteca y así, después de una extrema situación como esta, es necesario mutar con el fin de sobrevivir en sociedad. Ella, capaz de hilar con cura, respeto y precisión las palabras que recoge de su entorno, aquellas confesiones más próximas e intimas, crea ficción y realidad bajo los focos de un escenario. Aunque le gustaría que no fuese necesario, nos habla sobre la mujer y su posición a día de hoy. Hoy me encuentro con Valeria Pisati, joven dramaturga y alumna del Institut del Teatre (IT), quién pudiendo vivir en primera persona la catarsis revelada por el diario Ara, nos habla acerca del consentimiento, el abuso y el poder en los entramados de la academia.
No pretendo ser yo quién defina y explique desde qué posiciones escribes y con qué criterio las expones, así, cuéntame ¿Desde qué perspectiva abordas tú la dramaturgia?
Las dramaturgia que escribo la trato en dos partes: la primera parte, como bien tú dices, parte de experiencias vividas de compañeras mías y de mi propia vida dentro del mundo del patriarcado y el machismo en la actualidad. Es curioso porque cuando intento escribir un tema que no tiene que ver con la mujer en la actualidad siempre acabo escribiendo y dedicándome profundamente a ello. Es el tema que me resuena más y con el que me siento más cómoda, poder conocer experiencias de compañeras, hacerse grande con ellas, seguir el camino de la vida juntas.
Esto sería a lo que atañe a la primera parte, la segunda es totalmente diferente, me voy a mi imaginario, que lo considero un poco caótico y alocado, y transformo estas vivencias en simbolismos, objetos, seres mitológicos. Poniendo como ejemplo: una taza que narra lo que puede ver en una casa donde hay violencia de género… etc.
La escritura no es convencional, a nivel de diálogos o monólogos, como los que conocemos en el mundo del teatro… escribo como si se tratara de un poema, con repeticiones, métrica y sin establecer ningún personaje concreto… una vez se llega a la sala de ensayo es allí cuando, entre todos, descubrimos quién dice ese poema, cómo es, qué le ocurre interiormente. La dramaturgia se completa con el movimiento y el actor.
Sabiendo que has sido alumna del IT, ¿Podrías explicar de qué manera comenzó el debate sobre los abusos de poder en el Institut del Teatre?
La semana previa a que saliese la noticia en el diario Ara estábamos desayunando entre amigos. Al pasar Joan Ollé por nuestro lado, uno de mis compañeros, lo mira y dice: “Ay, mira, este es bueno, se le van a caer los pelos la semana que viene. La gente comienza a hablar. Lo están investigando y los medios le tienen muchas ganas”. Yo sabía que era un profesor que había tenido problemas con la bebida, uno ya se lo podía imaginar al verlo siempre en el bar. La semana siguiente, al salir la noticia me quedé en shock, me sentí desprotegida y sucia. Empecé a reflexionar sobre qué comportamientos habían tenido diferentes docentes hacia mí, pero… no aquellos a los que debería repudiar sino docentes que me gustaban o que yo consideraba como buenos. El debate ya no era sobre la gente que había sido abusada y el profesor como la única figura que ejerce un abuso de poder. Uno comienza a reflexionar si ha sido él mismo el que ha participado en acosos o maltratos o incluso si los ha ejercido. Han sido semanas muy tristes y complicadas en las que yo, personalmente, me he mantenido al margen al considerar que la situación puede llegar a ser más ambigua de lo que parece.
¿Cuáles son las dinámicas que se establecen entre alumno y docente? ¿Son dinámicas que se dan de manera puntual o tienden a ser problemas estructurales?
Como digo, es ambiguo y complicado. Trabajamos en un sector donde el profesor se muestra tal y como es. No existe el distanciamiento, es necesario un contacto directo con el alumno. Jugamos con los sentimientos y la opinión subjetiva. Así, soy partidaria de que debe existir una estructura correcta. Siempre va a haber uno que sabe y otro que está aprendiendo, de este modo, el que no sabe no puede posicionarse con superioridad frente al que sí. Queramos o no, en el momento en el que un profesor se hace colega de un alumno existen diferentes posiciones, ya sea por una parte como por la otra. Son dinámicas ambiguas en las que pasas de no saber si se trata de un caso de abuso o si eres tú mismo quien lo provoca. De este modo, sí, es necesaria una estructuración de poder entre un profesor y un alumno. Ahora bien, el problema recae en el momento en el que es la misma estructura, aquella que supuestamente delimita ambas posiciones, la que permite y esconde abusos de poder tanto psicológicos como sexuales. Es complicado romper la raíz de dinámicas que se han ido repitiendo día a día con el fin de volver a estructurar algo nuevo.
Partiendo de que el problema es repetitivo y que proviene de la estrecha relación que se establece entre el docente y el alumno, ¿A qué es debido? ¿Qué estructuras ha aceptado el IT?
Considero que se está apuntando a que estas dinámicas sólo ocurren en el Institut del Teatre pero ya puedes ir a cualquier escuela dedicada a las artes que siempre va a haber el mismo problema estructural. Y es que se mezclan muchas cosas. No se trata de carreras de libro y ya está. Se trata de carreras en las que entra tu opinión personal, tu sentimiento, tu vulnerabilidad y qué se hace con esta vulnerabilidad. A mí, se me puede morir el perro, ir a clase y en escena, el profesor me pregunte cómo estoy y que él mismo diga: “Vale, bueno, vamos a utilizarlo”. Si se lo explico a alguien que estudia matemáticas quizás se asusta, pero quienes estudiamos en el mundo de las artes, el partir de nuestros sentimientos te deja en un rango de inferioridad o superioridad con el que luego puedes jugar. Estas tú con tu vulnerabilidad. Por lo tanto, es muy fácil ser manipulable cuando sientes todo estímulo a flor de piel, cuando te muestras realmente cómo eres y todo lo que puedes dar de sí.
Sabiendo que la mayoría de los docentes denunciados son de género masculino, ¿Qué papel juega la masculinidad aquí? ¿Es esta misma la que crea jerarquías entre sujetos?
Creo que el problema que ha estallado en el Institut del Teatre se ha hecho demasiado mediático y se ha comprado solo una parte, que es la que interesaba. Si hablamos a nivel físico o sexual, es correcto que todos los denunciados han sido profesores, personas de género masculino. Y bien es cierto, que el hombre tiene una superioridad que la mujer hoy no puede tener. Pero si vamos más allá vemos que el abuso ejercido no es solo por parte de la figura masculina. Hay mujeres dentro del IT que también han sido partícipes de ejercer abusos, no sexuales pero sí psicológicos, los cuales ha afectado a muchas más alumnas y alumnos de los que han podido salir en la noticia del diario Ara. Incluso, por parte del servicio del mismo instituto, como puede ser alguien encargado del vestuario o de atrezzo, también puede o ha podido ejercer abusos hacia el cuerpo, las maneras o la belleza que han podido llegar a incomodar, hacer sentir mal y hasta provocar trastornos alimenticios. De este modo, considero que no se está investigando lo suficiente. Y el problema es el hecho de que no somos conscientes de que al exponer tu vulnerabilidad no sabes el trato que se puede hacer con ella y, por lo tanto, es difícil distinguir si estamos hablando de un abuso o no. Es muy ambiguo todo. A mí, personalmente, me duele el no poder hacer o que el propio hacer caiga en malas manos. Porque si no puedo hacer o no puedo ser libre de poder decir lo que yo quiera, ¿Para qué sirve el arte?
De este modo, sabiendo que la intimidad que se establece en escuelas de teatro es muy próxima. ¿Consideras que el problema sólo recae en la figura de poder del docente? Y volviendo a la figura masculina dentro de la escuela ¿Qué posición toman todos los sujetos masculinos aquí como pueden ser tus propios compañeros de clase?
Dentro del aula aceptamos muchos roles, tanto machistas como de poder. Es por este motivo por el que en las asambleas, mis compañeras y yo nos sentíamos incómodas en el momento de hablar y expresarnos. En una de ellas, uno de mis comentarios fue: “Yo me siento incómoda al hablar en este entorno porque hay gente aquí, compañeros nuestros, que ejercen los mismos abusos tanto psicológicos como sexuales”. Una vez reunidos por grupos, les expresé que si dentro del aula un compañero me gritaba “Corres como una puta”, desde mi punto de vista como mujer, lo colocaba en el mismo saco del abusador.
Cuando tú llegas al IT lo primero que ves es un cartel con grandes letras que dice “Criminalitzeu-los”. Pero, dada esta situación, hemos podido ser conscientes, nosotros mismos, tanto de lo que somos y hacemos como de lo que no hemos podido ser o hacer. Por lo tanto y, como me dijo un compañero: “No se trata de colocar la palabra criminalitzeu-los, sino criminalitzem-nos.”
¿Has tenido relaciones estrechas con alguno de los docentes denunciados? ¿Has vivido situaciones desagradables o tienes personas en tu entorno que hayan podido sentirse agredidas al respecto?
No iré al detalle con esta pregunta. Pero sí, he acompañado a compañeros y compañeras a la sexta planta, donde se encuentra la dirección del centro, para denunciar nombres. Y sí, he convivido con uno de los denunciados, Berty Tovías. Un “viejo verde” que no se aguantaba de pie. En mi clase no habían tocamientos excesivos sino comentarios inoportunos acerca del cuerpo de la mujer. “¿Dónde está la morena del cuerpo bonito?”, decía. Pero… con todo lo que hemos pasado las mujeres fuera y dentro del IT es lo de menos. Sí que hay chicas que puedan luchar más o menos para que esto no suceda pero pienso que si no le das el poder, si pasas de él, esta persona no puede ejercer nada hacia ti. Un comentario, poco más. Y… es heavy que llegue a pensar así porque me doy cuenta de que yo también he formado parte de este mismo abuso y… es jodido.
Sabiendo que el problema viene de mucho antes que la publicación en el diario Ara, ¿Por qué no se ha denunciado antes? ¿Qué papel ha jugado la dirección del centro en todo este proceso? ¿Qué papel jugaba antes de que estallaran las denuncias?
Previo al mandato de Magda Puyo, como nos cuenta Carla Berrocal —exalumna del IT— en el artículo publicado en el diario Ara, una vez sucedido el brusco encuentro con Joan Ollé escribe una carta de denuncia, sube a la sexta planta, al equipo directivo, y se la presenta al que era el antiguo director del centro, Jordi Font Cardona. Una vez leída le comenta que debe enviársela al “Cap de Departament d’Interpretació i Especialització” Andrés Corchero. Cuando la carta llega a manos de Corchero, él comenta que, desafortunadamente, no puede hacer nada ya que Joan Ollé es muy amigo suyo, pero que él se la hará llegar personalmente con la intención de hablar con dirección y llegar a un acuerdo. Y así es, después de hablar con Ollé este le pide que rompa la carta. Efectivamente, Andrés Corchero lo hace. Se olvida el asunto durante un largo tiempo.
En el año 2003 la dirección del centro pasa a manos de Magda Puyo, quién aún sabiendo lo sucedido, establece la GAF, la asociación de mujeres encargada de hablar, debatir y exponer casos y opiniones sobre abusos y maltratos. Se comienza a dar voz a la figura femenina dentro del centro, se establecen actividades, manifestaciones y asambleas. No obstante, como digo, no deja de lado lo evidente. La dirección ha sido consciente de lo sucedido, pero como que todo queda entre amigos…
Siento una gran impotencia al pensar que se ha tenido que hacer uso de los medios de comunicación para que estos den validez a las denuncias. ¿Cuáles han sido las emociones que habéis sentido siendo personas que han convivido de diferentes maneras con los agresores?
Es extraño y eso causa dolor. Extraño, en el sentido en que nunca te podías haber imaginado que ocurriera algo así. Es tu casa, así la hemos sentido todos y la sentimos los que entramos y vivimos en el instituto, es un choque de realidad. Recuerdo un día en que, como he mencionado en otra preguntas, acompañé a un amigo a que hablara sobre un profesor, al salir nos estaban esperando nuestros compañeros, nuestra familia también. Somos un grupo pequeño pero fuerte y estábamos todos. Pero lo que recuerdo fue el eterno silencio, el silencio que no se acababa. Te lo juro, nos mirábamos todos sin decir nada. Nos dimos un abrazo y nos pusimos a llorar, por miedo, por incertidumbre, por extrañeza.
Sabiendo que las oportunidades dentro del mundo de la dramaturgia se han cuestionado en base a los hechos sucedidos las últimas semanas en el Instituto del teatro, ¿De qué manera ves tú tus próximas oportunidades laborales? Después de poner sobre la mesa dichas desigualdades, ¿Crees que puede haber un cambio? ¿O las dinámicas pueden seguir siendo las mismas?
Yo creo que el cambio ya se está dando, el hecho de que haya explotado un tema así es porque algo está cambiando y a mejor. Queramos o no, en otra época esto no hubiera pasado. A nivel laboral, veo complicado el dedicarse una a ser ‘’ARTISTA’’ al 100%. La idealización va desapareciendo a medida que acabas la carrera, el sueño va borrándose. Cuando comienzas la carrera, entras con una idea que no es real, hay gente que te asesora, te guía. Pero después, en el mundo laboral, esto ya no existe, tú te lo guisas y tú te lo comes. Da miedo pensar que si en el ámbito de la educación ha pasado y pasan cosas a estos niveles no quiero llegar a imaginar lo que debe ser trabajar a merced de alguien y necesitar su dinero… Las dinámicas siempre existirán, es algo que no se puede eliminar, como ya he dicho trabajas con tus emociones, con tu vulnerabilidad y el estatus siempre estará. Ahora bien, la conciencia es lo que marca la diferencia, hemos vivido en una ignorancia impuesta por nosotros mismos, y ahora es esta misma la que está desapareciendo.




