“TÓTEM LOBA”, la caperucita más tenaz que cualquier lobo

Verónica Echegui nos presenta, en su primer cortometraje, un clásico cuento de niños que se convierte en una despiadada tradición en un remoto pueblo de España.

Portada del cortometraje Tótem Loba, dirigido por Verónica Echegui y presentado en la plataforma Movistar+ en 2021.

Por Marina Folch Garcia

¿Qué sucede con las prácticas y costumbres del folclore que carecen de la necesidad de reformarse y modernizarse por ser exactamente eso, tradiciones? Se normalizan, por muy obsoletas que parezcan y estén fuera de sintonía con nuestro presente. Se ven como meras fiestas de un pasado remoto que representa nuestra identidad nacional. Lo más dañino acontece a aquellos que no distinguen estos hábitos folclóricos de los coetáneos, reproduciéndolos, en su día a día, y perjudicando a sus cercanos.

Echegui nos enseña en Tótem Loba una introspección en su pasado cuando, con dieciséis años, fue a visitar a su amiga de instituto a su pueblo natal, durante la Fiesta Mayor. Estíbaliz, nuestra protagonista y la joven que encarna a la directora en el corto, pasa un buen rato con su compañera de clase y sus vecinos entre alcohol, risas, música y fervor adolescente: una típica escena juvenil que no nos deja nada a la imaginación. Todo cambia cuando, después de ver a su amiga inquieta por la hora, es obligada a gritos a correr entre las oscuras calles de aquel pueblo para esconderse –con todas las otras jóvenes de la fiesta– en una caseta en el bosque de las afueras. Aturdida y confundida, Estíbaliz descubre que la razón para ocultarse se debe a una extraña tradición de aquella población, donde los mozos se disfrazan de lobos con el propósito de perseguir y retener a las chicas con las que habían estado festejando minutos antes.

La productora Estela Films apuesta por la actriz española reconocida por su papel protagonista en la película Yo soy la Juani, Verónica Echegui, quien nos enseña su nueva faceta de directora a través de este pequeño corto de veinte minutos estrenado a finales de diciembre de 2020. En él pone en juicio la normalización de los abusos de poder de hombres hacia mujeres y la popularización de conductas machistas que quedan arraigadas a las dinámicas del sistema binario y los roles de género. Es una clara crítica al machismo a partir de una breve historia que empieza siendo completamente inocente.

El cortometraje fue ganador del premio “Proyecto corto” de Movistar+ y apoyado por la Comunidad de Madrid. Isa Montalbán, la joven protagonista, hace un magnífico debut como actriz donde nos contagia su incertidumbre e inseguridad frente a una situación ajena a lo que esperaba de un fin de semana entre amigos y fiestas. Naturalmente convincente, consigue establecer una relación con el espectador por medio de miradas cargadas de temor y desconfianza.

En un transcurso de tiempo lineal, donde vemos a Estíbaliz vivir una sola noche, parece que la acompañemos y seamos participes de lo que esta sucediendo, de su malestar. Iniciamos el corto con una secuencia llena de iconografía religiosa, mientras un grupo de hombres cargan sobre sus hombros la escultura de una Virgen a la salida de una iglesia, entre cantares. Parece que Echegui quiera prevenirnos sobre los acontecimientos que prosiguen, poniendo en destacado una tradición folclórica que puede parecer anticuada –e incluso rancia– entre los tiempos que corren; una celebración para los fieles que, paralelamente, se celebra con alcohol y botellones por los menores.

Plano de la protagonista Estíbaliz.

Al adentrarnos en el conflicto del cortometraje, parece que nuestra protagonista nos mire a través de la cámara pidiendo ayuda y explicaciones, gracias a unos primeros planos bastante inquietantes. Además, la cámara inestable que corre detrás de las jóvenes, entre los callejones lúgubres y los árboles, nos hace experimentar en primera persona sus mismos miedos y pánicos. Pocos diálogos que nos son más que suficientes para comprender cuál es la problemática principal de la trama: los hombres cazadores y las mujeres sus presas. Un pilla-pilla cruel, que recuerda la mítica historia de la Caperucita roja y el lobo que la persigue para comérsela, quedando camuflado y excusado bajo un inofensivo juego culturalmente aceptado.

La luz añade un peso de realidad cuando, por la noche, al empezar la persecución, nos quedamos envueltos en la oscuridad y la penumbra. Pero al amanecer, cuando sale el sol y todo parece tener que acabar en una mala pesadilla, el terrorífico cuento sigue sin cesar, y Estíbaliz no entiende cuál es el final de toda aquella historia. Lo más perturbador para la protagonista, pero también para el espectador, es el sinfín de incógnitas que envuelven la situación, pues nadie es capaz de explicarle claramente qué esta sucediendo. Por mucho que pregunte e intente parecer conformada con el devenir de la noche, Estíbaliz soporta una multitud de dudas y desconfianza que procura disimular entre sonrisas y tragos de cerveza.

El encontronazo con un lobo real en una huida al bosque, puede ser el origen de la metamorfosis de nuestra protagonista, donde vemos como se arma de valor para sobreponerse a aquella circunstancia. Podríamos llegar a interpretar que aquel animal es una hembra, ya que, al mirarse a los ojos, parecemos ver una semejanza entre ambas criaturas. E ahí la elección del título de este cortometraje. Tótem Loba hace referencia al uso de símbolos naturales y animales como emblema protector y de poder; Estíbaliz encarna a la loba para combatir a los lobos y a la normalización de sus macabros actos.

Plano en el que la protagonista se encuentra cara a cara con un lobo real.

Terminamos el corto cuando nuestra loba, aunque parezca dejarse llevar por la actuación de todo el pueblo respecto a esa tradición, experimenta un momento de concienciación y da media vuelta para continuar su camino de manera individual. Una evidente representación del cambio de pensamiento que vivió la directora tras este suceso en su adolescencia, que nos clarifica la ideología feminista que existe detrás de todo este cortometraje.

Respecto a sus ideas, Verónica Echegui, habló sobre su primer filme en una entrevista de radio, en La Lengua Moderna de Cadena ser. Sin querer desvelar demasiado que sucede en esta trama, la directora recalcó el hecho de ser una experiencia personal donde “pase una noche terrorífica”. Además, plantea la normalización de estos abusos de poder y conductas machistas como “el verdadero mal endémico. Por mucho que denunciemos y se procese a los agresores, sino se reforma la educación, sino hay un cambio estructural, todo sigue igual.”

Este cortometraje no es más que solo un ejemplo de todas las situaciones y dinámicas machistas que tienen lugar en nuestro país y que cuesta darles visibilidad pues parecen amparadas por su tradicionalidad. Y es que a veces es muy difícil darse cuenta de las injusticias cuando nadie las pone en duda y parecen estandarizadas en la sociedad. En este caso, las jóvenes chicas que vivían la misma noche que Estíbaliz interpretaban el papel de cordero temeroso con orgullo, bajo el pretexto de “es solo un juego, relájate mujer”. Pero ahora no es momento de relajarse, si no puntualizamos estas costumbres que condenan a la mujer a ser una figura débil, cobarde y capaz de someter, estas mecánicas de relación terminan emulándose en nuestro día a día. ¿Con qué mensaje va a crecer un niño si se le permite perseguir y acorralar a una chica, con la compañía de su manada? Aprenderá que imponer y dominar es conseguir victoria, ganar el juego; merecedor de aplausos y vitoreo.

Tótem Loba es un paso más al frente en la lucha contra el machismo, que plantea una reflexión al público frente a estos abusos de poder. Referente a la pregunta que iniciaba este artículo, opino –y más después de ver este cortometraje– que el cambio de mentalidad recae sobre la no normalización de estas practicas folclóricas; y si no pueden modificarse en aquello equivalente frente a los géneros, lo mejor es su abolición. Considero preferible la creación de un futuro justo e imparcial entre hombres y mujeres, que un presente lleno de hábitos anticuados que se alejan del ideario contemporáneo en favor de la igualdad.

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