TOC, TOC Cuarentena

unnamed

El dia 15 de Marzo comenzó el confinamiento en España, con la intención de parar el ya creciente virus que hasta dia de hoy sigue siendo parte de nuestro dia a dia y la preocupación de todos. Recuerdo que yo y mi padre ya llevábamos una semana y media enfermos y con fiebres altas. Fue un fastidio darme cuenta que llevaba más tiempo que el resto confinada, aunque más complicado fue el pensar que dicha situación tenía una fecha de inicio pero no una final. 

Los primeros días extrañaba a mis amigos, familiares, mi pareja, etc. Formaban parte de mi dia a dia, por las tardes me encontraba con mis amigos de camino a la universidad o de vuelta a casa, los fines de semana quedamos con mi familia por parte materna, cada día veía a mi pareja. Pero podía solventar esta situación, usar el ordenador o el teléfono para comunicarme con ellos era fácil, sustituir esas mismas horas de cercanía física y social por una interacción digital parecia facil. Aunque obviamente no lo ha sido. 

La universidad fue mi siguiente preocupación, nadie se aclaraba con nada, empezamos a usar plataformas que no eran las que yo estaba habituado, no invertimos las mismas horas en clase, la conexión a internet era importante, el tener un buen micrófono para que te escucharan o incluso auriculares para no sentenciar a todos los compañeros a escuchar doble al profesor. En un principio eran cosas a tener en cuenta aunque después de comprenderlas la situación parecía manejable. Aunque no he podido manejarla.

En casa las convivencia repentina era extraña, casi parecía un reencuentro con mi yo más infantil. Levantarme, estar sola y comer sola era mi normalidad, pero ahora estábamos todos en casa, comiendo juntos, conviviendo juntos. Se hacía difícil cooperar entre nosotros, nuestras ideas políticas, el cómo organizamos nuestro horarios, el espacio que ocupamos en la casa chocaban entre sí, y eso que solo somos yo y mis padres conviviendo. No parecía tan difícil en mi infancia. Así que limite mi terreno de acción a mi habitación. Era donde hablaba con mis amigos, realizaba clases online y donde pasaba mi tiempo de recreo, el resto de la casa era de uso restringido a tareas del hogar. 

Esto está creando estragos en mi. Recuerdo las primeras semanas en la nueva rutina, por las mañanas me levantaba a las 8 todo iba bien, pero a medida que avanzaba el transcurso del dia me carcomía la incertidumbre, el pasar de las horas… ¡Y eso que pensaba que mi adicción a la nicotina era problemática! Pero no era nada comparada a mi adicción por la ruta que tomaba cada dia para ir a la universidad, mi adicción por el espacio y el aprendizaje que me proporcionaba la carrera, o mi adicción por ver a mi pareja cada noche antes de volver a casa. A partir de las tres de la tarde mi habitación se volvió una jaula asfixiante donde nada cobra sentido y donde todo aquello que no podía ver y tocar se volvió irreal.

Semanas después me di cuenta de que la inmaterialidad de todo lo que me rodeaba me volvía extrañamente calmada. Hace dos años que se que tengo TOC (trastorno obsesivo compulsivo) nunca me he medicado, pero si que tengo visitas regulares al psicologo y al psiquiatra dado que sufro muchos ataques de ansiedad en mi dia a dia y muchas veces soy incapaz de mantener mi cabeza en un solo lugar. Pero esto a cambiado actualmente, he perdido muchas de las cosas que conseguian apaciguar mi TOC por culpa del estado de alarma. No puedo ver a mi pareja, no puedo ir al gimnasio, no puedo ir al psicólogo ni al psiquiatra, no tengo el horario al que me había acostumbrado, no puedo fumar, no tengo intimidad, no me duermo porque siento que los días son incompletos. No duermo.

Está calma se convirtió en apatia, incapacidad de comunicación, falta de empatía por el mundo de exterior. A día de hoy estar el la habitación todo el dia y adaptarme a esta ya no es tan complicado, ahora aquello que era mi dia a dia es lo complicado. Hablar con mis amigos y pareja, realizar una llamada con la clase y trabajar en proyectos, me resulta imposible hacer cualquiera de estas cosas. Aunque si soy realista me cuenta mucho en general cualquier cosa, rompí todos mis horarios, esquemas, ideas, planes y ahora soy incapaz de hacer nada, ni siquiera me preocupo por la universidad como al inicio de esta cuarentena. Parece estúpido pensar que empecé esto teniendo ataques de ansiedad y aque ahora me siento culpable por no tenerlos, por no tener un estímulo emocional que me ayude a sentirme vivo y a querer avanzar en mi vida. 

Después de abandonarme a mi mismo por completo: aspecto físico, contacto con amigos y pareja, trabajos de la carrera, etc. me vuelvo a encontrar aquí encerrado en mi habitación sin saber bien bien qué hacer. Ahora parece un lejano recuerdo la rutina que tanto me esforcé por convertir en mi normalidad. Me da la sensación de haber entrado en un estado nihilista de mi misma, demasiado cansada para hacer nada, pero al no hacer nada incapaz de dormir de forma normal. No tengo capacidad de compromiso pues puede pasar que haya tres días que no duerma y después dormir un dia entero, no tengo control sobre mi.

Hace poco pude hablar con mi psiquiatra. Ha sido difícil de contactar con él porque ahora se hacen las visitas online y parece que a pesar de estos dos meses confinados aun no me acostumbro a este nuevo formato. Oficialmente me han recetado pastillas para dormir y ansiolíticos. Me pregunto sinceramente porque los ansiolíticos, es verdad que sigo teniendo conductas obsesivas, pero ya no tengo ataques de ansiedad.

En todo este tiempo de confinamiento me he abandonado a mi mismo/a es complicado definir en qué momento exacto fue, pero algo en mí se ha roto lo suficiente como para aceptar plenamente que no puedo seguir con mi vida a causa de lo que está sucediendo fuera de de las cuatro paredes de mi cuarto, que ahora conforman mi universo. 

12 de junio:

Releyendo este texto, me recuerda a una historia de terror, pareciera que mi TOC llama específicamente a la puerta de mi cuarto. Debo decir que no había salido de mi casa durante la realización de la primera parte de esta crónica. Es curioso el volver a tener el contacto con mi psiquiatra, medicarme, salir a la calle y ver el como nadie se tomaba en serio las medidas de seguridad, que para mi eran una nueva religión. Estar un dia con mi pareja, tener contacto con el exterior en general, ha sido revitalizante. La rutina con la que me creía incapaz de reconciliar, parecía haber estado siempre allí esperándome, aunque también veo que no soy la única persona que lo ha pasado mal, quizás incluso considero que no debería pensar que lo he pasado mal… Aunque sé de sobras que así es, me he torturado a mi misma y a dia de hoy aún me cuesta mantener mis horarios de sueño, ordenar mis necesidades, atender a mi trabajo, etc. 

El coronavirus sigue en boca de todos, ahora nosotros somos los que debemos adaptarnos a las circunstancias, más o menos precarias, pero sobretodo tratar de sobrellevar nuestro dia a dia de la mejor forma posible. Pronto acabará la cuarentena aunque dicen que debemos mantenernos alerta pues hay posibilidad de rebrotes y con esto la posibilidad de otro confinamiento. Espero estar a la altura esta vez sí así es como va a formularse el próximo año de mi vida. Se de sobras que no estoy listo. Ninguno lo estamos. Todos ahora necesitamos ayuda y esperemos que llegue pronto. Siendo fantasioso otra vez espero que el TOC no vuelva a llamar a la puerta de mi habitación, que no vuelva a incapacitarme de la mano de una nueva cuarentena indefinida.

Portada: Sara Samitier Rodríguez

Texto: Sara Samitier Rodríguez

Deixa un comentari