Hace 4 años me diagnosticaron ansiedad crónica y ahora desde hace 2 meses la estoy viviendo entre 4 paredes. Por eso me apetece hablar de este tema y como se vive con ello en esta situación.
La ansiedad crónica viene a ser un Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG). En este caso la ansiedad es mucho más de lo que una persona normal con ansiedad experimenta en su vida diaria. Son preocupación y tensión crónicas aún cuando nada parece provocarlas. Cada día es un día diferente, cada hora es diferente a la otra, nunca se cuando el “monstruo” puede aparecer.
Ahora bien, que sucede si a la dicha ansiedad le sumas el factor de una pandemia, con ello un estado de alarma y para rematar una madre la cual aun sabiendo que tienes este trastorno desde hace 4 años sigue sin entender que es lo que me esta pasando y que es lo que realmente necesito?
Las primeras semanas del COVID’19 todo es confuso, en mi caso al empezar la cuarentena parecía que gran parte de mi trastorno ansioso se había quedado en la calle. Las dos primeras semanas estaba bien, sorprendentemente disfrutaba de estar encerrada, de estar tranquila, por lo que pensé que tal vez mi ansiedad se había quedado en la calle y que podía ser mayoritariamente social.
Ilusa de mi ha sido una paz efímera. Desde que estamos obligados a estar en casa nos están acribillando a spots publicitarios, noticias. Nos recuerdan sin cesar que “nos están atacando” pero que todo va a salir bien. Mensajes después de mensajes, voces tras voces que no nos permiten olvidar (por poco que sea) lo que estamos soportando y es más, han logrado que estemos obsesionados con el tema, que miremos lo que miremos veamos al coronavirus, hablemos con quien hablemos sigue estando el corona en nuestra boca y lo entiendo, pero siguen sucediendo cosas mucho más importantes y dramáticas en el mundo.
Tener un trastorno, vivir una situación así y tener el plus de la saturación y obsesión de los medios de comunicación para mantenernos informados, para las personas como yo es como tener una soga en el cuello y que cada vez esta más y más apretada.
Mas vale no saber que saber demasiado.
Llorera, garganta ahogada, cuerpo en tensión, temblores en la mandíbula, manos y piernas como si tuviera frió. Falta de aire, a veces es lo contrario me sobra el aire, dificultad para pensar con claridad, confusión, presión en el pecho, presión en la cabeza, falta de voluntad, de ganas, falta de hambre, falta de capacidad de atención y decisión, frustración, cansancio, pensamientos obsesivos, entre otros. Siempre he soñando en que ojala tuviésemos un botón de ON y OFF para poder parar nuestro cerebro, pero en esta situación directamente me lo quiero quitar. Me siento al borde de la desmoralización.
Me puse en contacto con mi psicóloga y le pregunte que es lo podía hacer en una situación así, ya que no puedo salir a pasear para tranquilizarme. Su esplendida aportación fue explicarme que debo acatar las normas pero ser consciente de que el confinamiento me pude estar aumentando mis conflictos y que probablemente la broma del coronavirus me puede provocar efectos psicológico negativos como estrés postraumático, confusión, tendencia irascible y pueden durar meses, incluso años.
Decirme vosotros si eso responde a mi pregunta y si eso me tranquiliza.
Soy consciente que para todo el mundo esta situación es extraordinaria y difícil, es una pandemia que ha confinado a las personas pero también los conflictos, por lo nadie esta exento de la debilitación de la salud mental.
Por eso mismo pienso que esta pandemia no es la única que nos esta causando problemas, obviamente es el factor de ellos pero la gestión del gobierno frente a las medidas para superarla en mi opinión ha sido estricta pero sin un planteamiento claro de las consecuencias. Con otro tipo de planteamiento donde se hubiese tiendo en cuenta la salud mental de los ciudadanos o al menos los mas vulnerables la gente no estaría subiéndose por las paredes y obrando de forma ilegal, como por ejemplo en los países nórdicos, donde han establecido normas de seguridad social estrictas frente a la pandemia pero han tenido en cuenta que esta situación si no se trata debidamente puede formar enfermos de salud mental.
Una vez más los enfermos mentales hemos sido olvidados y una vez más nos hemos quedado con una mano delante y la otra detrás viviendo un película de suspense.
Magda SC.
