por Berta Esteve Marcó
No es nuevo hablar del cuerpo y sus límites en el ámbito del arte, como tampoco lo es en ningún otro campo. Éste es un gran tema central de la producción artística que proviene principalmente de la mujer, y más adelante coge fuerza en el colectivo LGBT. Pienso por ejemplo en Valie Export con su “Touch cinema” en 1968 cuando sale a la calle con una estructura que asemeja un escenario teatral colocado sobre el pecho y permite tocar sus senos a cualquiera que lo desee, o la performance de Marina Abramovic “Rythm 0” en 1974 que deja a disposición del público una serie de objetos (entre ellos una pistola) que pueden ser usados sobre su cuerpo desnudo, con la premisa de llegar hasta donde los participantes lo deseen.
Lo que tienen en común estas dos performances que me llevan a desarrollar el siguiente artículo, son los límites del cuerpo desde un consentimiento previo dado por las dos artistas. No podemos decir lo mismo de la fotografía al desnudo de Brooke Shields (por entonces de 11 años) que fue apropiada por el artista Richard Prince, quien después de ser llevado a los tribunales sigue teniendo sus derechos de distribución. En los dos casos vemos un contenido y potencial de uso sexual que Export y Abramovic tenían en cuenta, a diferencia de Shields (que además de ser menor y no tener la capacidad de consentir el contenido de la imagen, pierde el control de su circulación y difusión pública).
Por lo tanto me atrevo a decir que un cuerpo que se sitúa en una posición de acceso público no puede mantener el control de su distribución y creación de nuevos contenidos, que tarde o temprano adquirirán unas características sexuales. Con esta afirmación estoy de acuerdo con la regla 34 conocida en internet: “Si existe, ya hay o habrá en un futuro porno de ello. Sin excepciones”, lo que viene a decir que la pornografía en la red existe para todos los temas imaginables. Aunque aún haya notables excepciones, están desapareciendo.
La regla 34 no existiría sin la globalización y consiguiente aparición de internet, la plataforma apropiacionista más desarrollada y accesible que ha existido jamás. Y es en este contexto en el que se están realizando las mayores producciones de contenido que hay actualmente, las cuales pueden ser multiplicadas, alteradas, evolucionadas y por descontado, sexualizadas. Es debido al anonimato de internet, al contacto directo pero virtual con un lugar que no existe físicamente. Y aunque esté sometido a reglas de privacidad y derechos de propiedad, permite el acceso a una subcultura tabú que la mayoría de gente desconoce, o al menos no es consciente de su extensión. ¿Cómo funciona el consentimiento en este mundo? La apropiación del cuerpo, de la imagen de uno mismo o la apropiación del cuerpo y de la imagen de otro, toman distintas formas en el mundo virtual que considero que no se tienen en cuenta y que como ya he mencionado, su conocimiento y producción pertenecen a un colectivo muy dominante pero con la capacidad de permanecer anónimo.
Leí un artículo de la revista VICE, no es que sea muy partidaria de su sensacionalismo y su uso del clickbait con títulos como “Una orgía de cocaína arruinó mi noche de bodas” (no es broma, el artículo es de una tal Justine Smith), en el que entrevistaban a la actriz porno Tori Black sobre el escaneo de su cuerpo en 3D para introducirlo en la pornografía virtual interactiva. Básicamente, consistía en lanzar su cuerpo a internet, lo que como actriz porno que es (aunque ya retirada) es una realidad, pero la característica es la capacidad de manipulación de éste por parte del usuario. La entrevista es bastante interesante, se expresa de un modo llano y sincero y cuando le preguntan el por qué cree que la introducción de su cuerpo en la pornografía virtual es algo que sus usuarios recibirán bien, contesta que la mayoría de éstos son ya grandes consumidores del contenido adulto así cómo de videojuegos. Me parece importante el reconocimiento de este sector, y aunque generalice e inmediatamente se asocie con la imagen del friki pajillero podemos deducir que se refiere no sólo al tópico sino a todos los pertenecientes a esta subcultura cibernética con gran carga de producción y sexualización de contenido.
Hay un momento de la entrevista que considero particularmente interesante en el que se le pregunta si tiene algún reparo en que su avatar, lanzado al uso y servicio de aquéllos que lo deseen, acabe realizando actos que ella con su cuerpo no virtual se negaría a hacer. Como es de esperar, ella responde que no, que es consciente de la libertad “creativa” a la que estará sometida su cuerpo escaneado y que si una persona tiene un problema con ello, no debería bajo ninguna circunstancia lanzar este tipo de imagen a las redes.
En este punto se pone sobre la mesa la separación entre lo que es material y lo que es virtual, a la vez que reconoce que ambos entes no son completamente independientes y que la réplica no excluye la conexión con el cuerpo original si el sujeto no lo concibe así. Por lo que ella, experimentada en la industria pornográfica, es consciente del abanico de prácticas que ésta contiene. Hay un rotundo consentimiento de uso y post-producción sobre su cuerpo, y gracias a este conocimiento sobre el sector me atrevo a decir que no es posible una violación de su imagen. No sé si puedo decir lo mismo fuera del uso sexual, ya que cabe la posibilidad del hackeo y que su cuerpo acabe siendo un receptor de violencia o de narrativas emocionales y románticas. Aunque como ya he dicho, no creo que cualquiera de las posibilidades (aunque dudosas para muchos a nivel moral) sean un problema para ella ni para su integridad, ya que el conocimiento del sector que ella goza permite su total consentimiento ya que es consciente de todo lo que pueda pasar con su cuerpo.
En la imagen pública – y no hablo de Facebook, Instagram, Twitter… sino en este caso del mundo celebrity y de la industria no adulta del entretenimiento – hay una apropiación y sexualización del que las figuras que la conforman no son previamente conscientes. Como con el conflicto mencionado entre Brooke Shields y Richard Prince, hay una producción de contenido, réplica apropiacionista de la imagen y las narrativas sexuales y emocionales que en el punto y uso de internet en el que estamos son incontrolables, legales y se mantienen aparte de la información mainstream que llega a la gran mayoría de los cibernautas.
Ejemplos conocidos como los Sims y otros juegos de simulación social contienen grandes cargas de construcción narrativa a partir de figuras ya existentes. Consisten en la creación de personajes a modo de avatar 3D que interactúan entre ellos en una vida creada y dirigida a gusto del usuario. La creación del aspecto físico y características de la personalidad son el eje central, así como sus relaciones familiares, amistosas y románticas. Por lo que puedes crear ya sea un alter ego virtual de ti mismo, tus conocidos o personajes famosos. Como ya era de suponer, el epicentro del juego se convierte en el “salseo”, con la creación de situaciones absurdas que desencadenan en violencia, asesinato, sexo y adulterio.
La simulación social es una exageración social, de libertad e incongruencia basada en el humor, en el estímulo sexual y el morbo del propio jugador. No creo que Anne Heathaway o Brad Pitt pensaran que acabarían estando casados y al mismo tiempo teniendo relaciones extramatrimoniales con Stephen Hawking o el profesor de historia del propio jugador. Lo que en un principio el juego permite pero de un modo muy vainilla, se convierte en algo sexualmente explícito gracias a los cracks y hacks que pueden ser introducidos en el juego. El sexo en vez de ser algo que “canónicamente” ocurre en el juego pero no de un modo gráfico, sucede que gracias a la postproducción tecnológica podemos ver como Emma Watson se masturba delante de Glenn Close mientras ésta le hace un oral a Madonna. Vaya, que las celebrities todo y que conscientes de lo que supone tener una imagen pública, no creo que lleguen a comprender las posibilidades de creación narrativas y manipulación del cuerpo que permite la tecnología y la comunidad fan actual. Es curioso porque se producen unas perversiones sexuales de la imagen corporal e intelectual de las personas provinientes de un ámbito no pornográfico que no ocurren cuando Tori Black escanea su cuerpo desnudo y lo deja al uso de la plataforma de porno interactivo.
La apropiación la concebimos principalmente de un modo gráfico, pero la verdad es que en lo que respecta a internet y la producción de nuevos contenidos que parten de figuras ya existentes, hay una gran cantidad de contenido escrito/narrativo. Yo, como gran aficionada a las series y todo lo que viene a ser la industria del entretenimiento (considerándome parte del fenómeno fan en internet) descubrí lo que viene a ser Fanfiction cuando tenía unos trece años. Para quien no lo conozca, y creedme cuando os digo que es como descubrir todo un nuevo internet dentro del mismo internet, se trata de una revolución creativa que lleva a otro nivel el fenómeno fan.
El término fanfiction o fan fiction (literalmente ficción de fans), abreviado como fanfic o fic, hace referencia a los relatos de ficción escritos por fans sobre una obra literaria o dramática (películas, libros, series de televisión, videojuegos…). Se usan los personajes, situaciones y ambientes descritos en la historia original, también con la posibilidad de incluir elementos de la propia creación del autor del fic, y se desarrollan nuevas narrativas para éstos. El término fanfiction hace referencia al global y al concreto.
La idea de retomar un universo creativo de una obra ajena no es algo nuevo, pero la accesibilidad de internet así como la posibilidad de comunicación entre los fans y el alcance del contenido producido por éstos, lleva a la producción y mejora de las piezas narrativas. Aparte de poder hablar infinitamente del fenómeno y de lo fascinante que me parece pensar en el cómo y porqué de todo ello, me interesa la producción de narrativas sentimentales y sexuales. Me atrevería a decir que en fanfiction encontramos más de un 80% de piezas con un alto contenido sexual gráfico, o simplemente literatura erótica sin narrativa previa (lo que en el lenguaje fanfiction se llamaría smutty one-shot o no plot porn).
No es de extrañar que esto ocurra, ya que es mucho más coherente llegar a la excitación sexual con una figura previamente conocida. A diferencia de la pornografía, en la que como mucho conoces a los actores pero no se crea tan fácilmente una conexión morbosa y sexual tan potente, en los personajes que aparecen en la industria del entretenimiento hay un análisis y evolución durante el curso de sus historias que facilita no sólo la atracción física sino la emocional. A pesar de ello, escribir un fanfic sigue siendo una prolongación de la propiedad física del actor o personaje así como de la propiedad intelectual del autor del universo creativo.
Escribir sobre cómo tiene el pecho, el pene o la vagina un personaje que está interpretado por un actor que nunca ha hecho un desnudo en pantalla, inmediatamente conlleva la creación de un nuevo individuo. Infinitos Harry Potters con penes ligeramente distintos o una Hermione Granger con pene que deja preñada a Luna Lovegood. Por no mencionar el nivel especulativo y creativo a la hora de imaginar cómo estos personajes “follan” basándonos en su personalidad.
A pesar de estar fascinada por la extensión del fenómeno, me pregunto qué es lo que pasa cuando Emma Watson descubre lo que se está haciendo con su personaje, y en definitiva con su cuerpo. La creación literaria así como la posterior ilustración de obras de fanfic (llamadas fanart) y las manipulaciones fotográficas de los actores (las manips) crean una réplica del cuerpo y un uso no autorizado de éste, no autorizado por desconocimiento. Estos actores, y hablo de un modo generalizado ya que es posible y me parece gracioso imaginar un actor famoso que previamente ya era lector y creador de fanfics, no saben hasta qué punto someten su imagen a la creación de un contenido gráfico y narrativo masivo. Y en muchos casos, también sobre ellos mismos ya que hay fanfiction de los propios actores en las que se especula sobre su vida matrimonial o los imaginan como swingers que se montan orgías con el cast de su película.
La invasión del cuerpo y de la privacidad es constante en el mundo del fanfic, así como su constante debate sobre qué está permitido, es moral y qué no lo es. Ya que dentro de este contenido sexual hay un alto contenido fetichista que en el mundo real incluso es ilegal (incesto, violación, abuso de menores y sadismos varios). Aún así sigue siendo una gran plataforma formada por gente con un alto nivel crítico y creativo, si no nos paramos a pensar por qué es que los hombres heterosexuales y cisgénero tienden a crear contenido que deriva en la pedofilia y la infantilización/sexualización de animales, y las mujeres heterosexuales cisgénero crean contenido gay (H/H) y “futanari” (mujeres con pene, lo que lleva al fetichismo de la transexualidad y omisión de las personas intersex).
Vaya, que con todo esto decido terminar con una cita que evoca al positivismo de la creatividad en la comunidad fan, dejando para más adelante una investigación intensiva sobre los fetiches moralmente dudosos que forman gran parte de ésta.
“Fanfiction is the madwoman in mainstream culture’s attic, but the attic won’t contain it forever. Writing and reading fanfiction isn’t just something you do; it’s a way of thinking critically about the media you consume, of being aware of all the implicit assumptions that a canonical work carries with it, and of considering the possibility that those assumptions might not be the only way things have to be.”
Anne Jamison, Fic: Why Fan Fiction is Taking Over the World.
– RATCHFORD, SARAH . 2016 . Behind the scenes of Tori Black’s virtual reality porn debut [26 de Marzo 2017] Disponible en: https://www.vice.com/en_us/article/behind-the- scenes-of-tori-blacks-virtual-reality-porn-debut
– whopooh.tumblr.com [en línea] [Consultado 20 de diciembre 2016] Disponible
en: https://whopooh.tumblr.com/post/158585325096/fanfiction-is-the-madwoman-in- mainstream-cultures
– Wikipedia.org [en línea] [Consultado: 3 de abril 2017] Disponible en: https://es.wikipedia.org/wiki/Fanfiction
